Estamos de vacaciones, es un momento delicioso de descanso donde la rutina cambia y pudiera ser que también los momentos de oración que antes hacías. Estos cambios nos hacen sentir fuera de sintonía con Dios. Por lo que si te identificas con este sentimiento es porque a veces entendemos solo una parte de lo que es la oración. Para Santa Teresita del Niño Jesús la oración es “Un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada al cielo. Un grito de reconocimiento y de amor tanto desde de la prueba como de la alegría.” Para ella la oración es algo tan simple que nos invita a convertir de nuestra vida en un diálogo interno con Dios en todo momento. No solo cuando se logra hacer silencio y estamos muy místicos, pero también cuando logramos hacer un momentito para reconocer en nuestro interior la presencia de Dios en lo cotidiano. Una parte de la oración consiste en separar un rato durante el día exclusivo para guardar silencio y rezar. Es el momento donde te recoges y repites oraciones vocales de memoria o en donde haces una meditación del evangelio; esto es básico para llevar una vida de oración y sumamente importante para fortalecer la relación con Dios. Si por algún motivo, algún día no has podido lograr guardar un momento de oración, ¡No te desanimes! ya que la segunda parte de la oración consiste en reconocer que Dios vive en ti y está contigo durante todo tu día. Así de simple. Te menciono algunos ejemplos:
Pidámosle al Padre que nos ayude a rezar con el corazón para que podamos encontrar las sorpresas que nos tiene preparadas en nuestro día. San Agustín decía “Rezar es estar con Dios, en una relación viva y personal con un Dios vivo y verdadero. Es el encuentro de la sed de Dios con la sed del hombre.” A mi esta frase me hizo reflexionar y te invito a cuestionarte también ¿Quién crees que es Dios? ¿Acaso crees que es un viejito senil con barbas blancas que esta en la iglesia esperando a que cumplas con tu visita? o ¿Crees que es un mago para pedirle deseos y que te los cumpla solo con recitar tal o cual oración? o ¿Acaso es el creador del universo, que se quedó muy agusto en el cielo tan lejos que no te escucha y no tiene nada que ver con tu mundo? ¿Quién es Dios para ti? ¿Realmente crees que es un Dios vivo, verdadero y personal que vive en ti? Para mí, reflexionar sobre esta pregunta me cambió mi relación con Dios, por lo tanto, cambió mi vida de oración y cambiando mi vida de oración se transformó mi vida entera. Mi perspectiva antes era “Tengo que rezar”, ahora es mas bien “Quiero platicar y a la vez escuchar a mi papá, a mi amigo y a mi consejero.” Así como menciona San Agustín, que la oración es estar en una relación, lo que nos toca a nosotros es cultivarla. Me recuerda a la frase “Dime con quien te juntas y te diré quien eres”. Las amistades te influencían y modifican tu manera de ser. Y que mejor que tener a Dios como la amistad mas cercana para preguntarle ¿Qué haría Jesús ante esta situación? y/o ¿Jesús, tu qué piensas al respecto? Hay veces que no recibimos respuestas porque no nos detenemos a hacer las preguntas. Solo con escuchar lo que nos responde nuestra vida se transformaría… ¡Haz la prueba! En conclusión, para mantenernos en oración no hace falta mucho hablar, sino mucho amar. Como decía Santa Teresita del Niño Jesús “Hacer de lo ordinario, algo extraordinario.” Logró ser doctora de la iglesia y patrona de los misioneros desde su celda como monja: Amando. Haciendo lo que le correspondía lo mejor que podía. Amando en lo mas cotidiano, en lo mas sencillo, en lo mas rutinario. Así es como ella oraba y es así como ella nos invita a hacerlo. Canción recomendada: “Es por ti” de Marcela de María y Campos https://open.spotify.com/track/4jDtMsi1y4mk7Gcq0g46rf?si=cbab3cac45ed4918 Marithe Marcos
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