Mi abuela era una gran mujer, devota, sencilla y con mucho amor para dar a todos los que la rodeaban. Verdaderamente un ejemplo de vida para mi. Un día le pregunté que cuál era su parte de la Biblia favorita y me sorprendió mucho su respuesta: Los Salmos. Que sabia mujer y que poco conocía yo. Su respuesta me hizo interesarme y adentrarme un poco más en esta sección de la Biblia. Lo único que había escuchado es que los salmos se leen en la Liturgia de las Horas y entre las lecturas en misa. Después me di cuenta de la riqueza de los salmos por varias razones: Primero, son oraciones poéticas o cantos con los que el pueblo de Israel le expresaba a Dios sus sentimientos y peticiones. Se dice que los escribió el Rey David y otros salmistas inspirados por Dios. Por lo tanto, eran las oraciones por excelencia que hacían y siguen haciendo los judíos, de hecho, hasta se los saben de memoria. Como Jesús era un fiel judío, estos salmos debieron de haber sido el “manual de oraciones” para Él y sus apóstoles. Que impresionante pensar en que nosotros podemos rezar en la misma forma en la que Jesús oraba a su Padre. Segundo, en estos 150 salmos parece haber una oración para cada situación de la vida humana. Es como si Dios nos quisiera facilitar y poner por escrito una manera de compartirle cuando no sabemos expresar lo que trae nuestro corazón. Hay varios salmos para cuando estamos enojados, tristes, desesperados, miedosos o al contrario cuando sentimos alegría, gozo y ganas de alabar a Dios. Por ejemplo, ahorita estoy embarazada de gemelos y han sido unos meses para reflexionar y alabar a Dios ante el grandioso milagro de la vida y cómo nos comparte el don de cocrear con Él. En los ultra sonidos y revisiones con el ginecólogo, los bebés se voltean y no se han dejado ver. Sabemos que están ahí ya que escuchamos su corazón, les revisan sus órganos y las partes de su cuerpo, pero no les hemos podido ver sus caritas. ¡Cuántas ganas tenemos mi esposo y yo de conocerlos! Ya queremos que nazcan y verles sus caras que tan misteriosos han sido en estos meses. Este acontecimiento tan sencillo me ha hecho reflexionar cuando estaba leyendo el salmo 26 versículo 8-9: “Me dice el corazón: <<Busca su rostro>>. Sí, tu rostro, Señor, es lo que busco; no me ocultes tu rostro, no rechaces irritado a tu siervo; tú eres mi auxilio, no me desampares, no me abandones, ¡oh Dios, salvador mío!”. Al leer esta parte del salmo en mi interior escuché como Dios me invita a que, así como anhelo verles las caras a mis bebés también puede aumentar mi deseo por ver su rostro algún día en la vida eterna. Es una comparación en la que jamás hubiera pensado. Con las palabras del salmo, me hizo comprender que esta situación en mi vida me serviría para transformar mi interior y tener como meta la búsqueda constante del rostro de Dios en mi oración. Lo explicó el Papa Juan Pablo II, en una Audiencia del Miércoles 28 de abril de 2004, hablando del Salmo 26: “En la oración personal, se nos concede la gracia de intuir ese rostro que nunca podremos ver directamente durante nuestra existencia terrena. Pero Cristo nos ha revelado, de manera accesible, el rostro divino y ha prometido que en el encuentro definitivo de la eternidad --como nos recuerda san Juan-- «le veremos tal cual es». Y san Pablo añade: «Entonces lo veremos cara a cara».” Este es un ejemplo de cómo el estado en el que yo me encontraba en mi vida me hizo elevar mi confianza y mi cercanía a Dios con el rezo de los salmos. Son un tesoro muy grande que tenemos donde Dios responde con claridad ¡Hay que aprovecharlos! Para rezar con los salmos es muy sencillo. A continuación, te muestro una tabla con ejemplos de temas para saber cual elegir y así desahogar el corazón y escuchar lo que Dios te responde en tu momento de oración. ALABANZA Salmos 8, 9, 18, 34, 40, 47, 66, 99, 103, 107, 108, 111, 113, 117, 135, 138, 145, 146, 147, 148, 149, 150 BENDICIÓN Salmos 1, 15, 21, 24, 26, 31, 32, 33, 34, 36, 84,89, 91, 112, 128, 133 PROTECCIÓN Salmos 2, 3, 4, 12, 13, 18, 20, 25, 28, 32, 34, 40, 41, 42, 59, 61, 64, 69, 91, 115, 140, 144 CONFESIÓN Salmos 6, 32, 38, 51, 69, 88, 130 CONFIANZA Salmos 11, 16, 23, 27, 31, 34, 56, 57, 62, 63, 65, 71, 108, 112, 116, 121, 127, 128, 131, 133 CONSOLACIÓN Salmos 23, 37, 42, 46, 71, 119 LA CREACIÓN Salmos 8, 19, 29, 65, 74, 97, 100, 104, 145, 147, 148 ENSEÑANZA Salmos 14, 33, 37, 45, 50, 78, 92, 119, 139 LA NATURALEZA Salmos 8, 19, 29, 65, 77, 96, 98, 114, 104, 147, 148 PETICIÓN Salmos 4, 12, 13, 14, 17, 20, 25, 28, 30, 35, 41, 43, 54, 55, 61, 70, 74, 86,102,120,130,123,140,141,142,143 Canciones recomendadas: El Señor es mi luz (Salmo 27) de Hermana Glenda https://open.spotify.com/track/4wOVLU2q75KJZeKvcHq7PC?si=f68e2cfffa3849a3 Cara a Cara de Jaire Juventud Misionera https://open.spotify.com/track/3PxiDKwkZDLEsZlm1ZNfaR?si=2042bce5f11a4c9c Marithe Marcos
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